Según consta en el contrato, el 26 de mayo de 1957 la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte encarga al prolífico imaginero sevillano Don Antonio Castillo Lastrucci la hechura de un crucificado de madera tallada y policromada, como el de la Universidad de Sevilla que hiciera el cordobés Juan de Mesa y Velasco en 1620, por el precio de 20.000 pesetas, pagándose en el momento del encargo 3.000 y el resto en pagos de 1.000 y de 2.000. La entrega de la imagen estaba fechada para el mes de febrero, aunque ésta se demoró hasta marzo de 1958. El contrato está firmado por los Señores Don Francisco Nuñez, Don Fernando M. Cano Romero, Don Rafael Barrera, Don Juan Soto y Don Manuel Castilla.

Destaca por su relajación, sin dramatismo, características propias de Castillo Lastrucci, no proclive al fuerte expresionismo neobarroco. Como si estuviese dormido, sus pupilas están dilatadas, su cabeza, sin corona de espinas ni potencias, se inclina sobre su lado derecho. Los brazos están colgados del travesaño y las palmas de las manos abiertas, con los dedos ligeramente flexionados al encontrarnos en una fase post mortem. En el sudario Castillo Lastrucci sigue los cánones de la imaginería del Siglo de Oro andaluz, es cordelífero y forma un lazo en el costado derecho dejando al descubierto este lado. Tiene tres clavos y cinco heridas. La tipología de la cruz es cilíndrica y arbórea, en la parte superior pende el Titulus con las iniciales INRI.

Fue bendecida el 16 de marzo de 1958 en la Iglesia de San Juan de los Caballeros por el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Don José María Bueno Monreal, Arzobispo de Sevilla. Procesionó en 1959 por primera vez.

A finales de 1981 y principios de 1982 fue restaurado por José Guerra Carretero, retocándole la policromía por una más morena y añadiéndole más sangre. También señalar que la cruz le ha sido sustituida en dos ocasiones, la primera en 1961 y la otra en 1992.