... Los
alhaja eran originalmente campesinos de la zona de Jerez
de la Frontera (Andalucía, España) Luego
de la batalla de Las Navas de Tolosa, en julio de 1212,
fueron ennoblecidos, pues contribuyeron a la importante
victoria de los Reyes de Castilla, Aragón y Navarra
sobre los musulmanes.
Uno de los alhajas informó
a los cristianos de un paso por la montaña,
a través del cuál los árabes
"quedaban a la intemperie". ¿Cómo
indicó la entrada al mencionado paso el astuto
alhaja? Pues señalando el lugar con el cráneo
de una vaca. Esta batalla cambió el curso de
la historia, pues fue el inicio del fin de la Reconquista
de España por los Cristianos, que acabaron
expulsando a los árabes el 1492. Por cierto,
la Corte de los Reyes Católicos ya anunciaba
a Jerez de forma independiente a Cádiz según
los escritos de la época.
Tras los buenos resultados de la
Batalla de las Navas de Tolosa, todo fue diferente:
la familia cambió de nombre y obtuvo un escudo
de armas. Tuvieron un importante papel en el descubrimiento
del Nuevo Mundo, pues llegó un momento en que
la vida de Álvar Núñez se pobló
de viajes, de vida y de muerte, de descubrimientos...
y de penalidades...
El jerezano, Álvar Núñez,
nació en 1507 en el seno de una familia de
destacada posición social (su padre Francisco
de Vera y su madre Teresa Cabeza de Vaca) Debido a
ello, trataron de proporcionarle los mayores conocimientos
que en aquella época les eran posibles. Álvar
Núñez Cabeza de Vaca parece ser que
residió en Sevilla en el 1527 y coincidiendo
entonces con Pánfilo Narváez, se unió
a la expedición de éste en el mismo
año, con los cargos de Alguacil Mayor y Tesorero.
Esta expedición tenía como objetivo
el descubrimiento y colonización de la Florida.
Partió de Sanlúcar de Barrameda el 17
de junio de 1527 y estaba constituida por cinco navíos
tripulado por unos 600 hombres (según nos cuenta
él mismo en sus relatos) Desembarcaron en las
costas de Tejas en abril del año 1528, pero
la pobreza del territorio, y las dificultades con
que tropezó la expedición, les obligaron
a regresar a las costas de Tejas, donde Pánfilo
de Narváez murió en un naufragio (en
las cercanías del Río Missisipi) con
muchos de sus hombres (sobreviviendo sólo cuatro
hombres incluyéndose él) Estos trágicos
hechos aparecen mucho más detallados en la
obra de Álvar Núñez "Naufragios".
Tras dos años de expedición,
en que murieron cerca de la mitad de los hombres que
quedaban por culpa de las enfermedades y de los enfrentamientos
con los indios, estos exploradores fueron finalmente
capturados por los nativos en la Isla de San Luis,
Tejas.
A principios de 1535, Álvar
Núñez Cabeza de Vaca escapó de
los indios junto con Andrés Dorantes de Carranza,
Alonso del Castillo y Estebanico "el moro",
y deambularon por las costas de Luisiana y Tejas hasta
que alcanzaron un puesto Español en el río
Sinaloa (Méjico) tras muchas y penosas peripecias.
Desde allí pudo regresar
a España en abril de 1537 donde, como agradecimiento,
obtuvo el cargo de Gobernador del Río de la
Plata. Entre 1541 y 1542 capitaneó una expedición
que recorrió 1.600 kilómetros por la
costa sur del Brasil hasta Asunción, la capital
de Río de la Plata.
Como adelantado de la Corona de
España, Álvar Núñez descubrió
unos impresionantes saltos de agua que bautizó
como de Santa María, y que luego pasaron a
llamarse Cataratas del Iguazú, basándose
en el nombre guaraní del lugar; Iguazú
significa 'agua grande'.
Tomó posesión como
gobernador de la provincia del Río de la Plata
en 1542, pero fue expulsado dos años después
tras una revuelta. En 1544 volvió a España,
esta vez arrestado, tras lo cual fue desterrado a
África (Orán) hasta el año 1556,
cuando obtuvo el perdón y una pensión.
Demostrada su inocencia, fue rehabilitado por Felipe
II, quien lo nombró para tribunal supremo en
Sevilla. Murió allí en 1558, siendo
prior de un convento.
Su relato de la expedición
de Narváez, "Relación" (1542),
y sus narraciones sobre la ciudad de Zuñi y
sus pobladores, una de las legendarias Siete Ciudades
de Cibola supuestamente repletas de oro y riquezas,
sirvió como aliciente para formar otras expediciones
al continente americano, en especial las de los exploradores
Hernando de Soto y Francisco Vázquez de Coronado,
que finalmente demostraron que no había ni
rastro de dicho oro.
El historiador norteamericano Lummis
dice de este insigne paisano nuestro: "Cabeza
de Vaca fue realmente el primer europeo que penetró
en lo que entonces era el oscuro continente de Norte
América, fue el primero que lo cruzó
siglos antes que ningún otro. Sus nueve años
de marcha a pie, sin armas, desnudo, hambriento, entre
fieras y hombres más fieras todavía,
sin otra escolta que tres camaradas tan malhadados
como él, ofrecieron al mundo la primera visión
de los Estados Unidos".
"...Álvaro, luego de
tanto sufrimiento y tras haber llegado cautivo por
tus hombres nuevamente a España, donde permaneciste
otros 8 años prisionero... ¿Recordabas
las cataratas desde tu celda? ¿Sentías
que la vida te había regalado una visión
que seguramente te acompañaría hasta
tu muerte? Porque no creo que hubieras olvidado tanta
majestuosidad..."
En nuestra ciudad hay un instituto
de enseñanza que lleva su nombre así
como una "escondida"imagen en la calle Ancha
(como vemos en la foto de la derecha) dedicada a este
gran explorador jerezano obra del escultor Eladio
Gil Zambrana e inaugurado el día 27 de abril
de 1991.