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Amigo José Antonio
Serafín Mariscal Sierra

Hace tiempo que las circunstancias de la vida nos separaron en la distancia, y es cierto que ahora nos vemos poco. Si bien, sabes que yo sí soy uno de esos como Alberto, pero además de los que te discutía todo lo que a ciencia cierta, y por experiencia propia, sabías que había detrás de muchas de las cofradías, jóvenes y veteranas, de nuestro Jerez.

Ahora, es cierto que ando un poco despegado de las hermandades, sobre todo de las de Jerez, ya que hace años que no vivo allí, y solo puedo pasarme cada domingo de Ramos para contribuir con mi esfuerzo a sacar el Señor del Consuelo, y mi morena de la Misericordia. Aun así, recuerdo con nostalgia todas esas Cuaresmas en las que nos veíamos y discutíamos de todo, desde cosas triviales hasta reformas de mediana importancia. Recuerdo, con cariño también, las comidas familiares, copa de brandy en mano, donde pretendíamos arreglar el mundo cofrade de Jerez.

Aun así, y desencantado con ciertas cosas que la vide te va descubriendo en esta novela de la vida, creo que hay que mantener la ilusión. Hay ahora por estas fechas elecciones en mi hermandad…tres candidaturas, algo insólito en estos últimos tiempos, y además las tres con ganas de renovación, con gente joven en su mayoría, y con ganas de darle un giro a la hermandad, de recuperar lo que fuimos en los ilusionantes años de la fundación de la hermandad.

Hay ganas y gente que sigue trabajando día a día, que siguen caminando con y por el Señor, tirando de su hermandad. Y hablábamos el otro día de que la vida, y en particular en lo que a lo cofrade se refiere, es una suma de obstáculos que constituyen el Camino. Vivir las Cofradías es superar todas esas dificultades que encuentras, es ir superando pruebas para avanzar, pero hay que saber pararse y disfrutarlo, porque es el mismo Camino el que hace que merezca la pena el mundo de las cofradías, con sus piedras de gente que solo critica, sus cuestas de proyectos que parecen imposibles, su mal tiempo de imprevistos que nadie esperaba…. Y sin embargo, que bonito es mirar atrás, y recordar todo lo recorrido, desde la infancia de capirotes, cansancio y mano de una madre, hasta llegar a una junta de gobierno. Cuán merece la pena haber andado este camino de Cofradías.

Amigo José Antonio, no te desencantes, porque seguro que merecerán la pena, la Meta y el camino en sí. Un abrazo.


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