Hace tiempo que las circunstancias
de la vida nos separaron en la distancia, y es cierto
que ahora nos vemos poco. Si bien, sabes que yo sí
soy uno de esos como Alberto, pero además de
los que te discutía todo lo que a ciencia cierta,
y por experiencia propia, sabías que había
detrás de muchas de las cofradías, jóvenes
y veteranas, de nuestro Jerez.
Ahora, es cierto que ando un poco despegado de las
hermandades, sobre todo de las de Jerez, ya que hace
años que no vivo allí, y solo puedo pasarme
cada domingo de Ramos para contribuir con mi esfuerzo
a sacar el Señor del Consuelo, y mi morena de
la Misericordia. Aun así, recuerdo con nostalgia
todas esas Cuaresmas en las que nos veíamos y
discutíamos de todo, desde cosas triviales hasta
reformas de mediana importancia. Recuerdo, con cariño
también, las comidas familiares, copa de brandy
en mano, donde pretendíamos arreglar el mundo
cofrade de Jerez.
Aun así, y desencantado con ciertas cosas que
la vide te va descubriendo en esta novela de la vida,
creo que hay que mantener la ilusión. Hay ahora
por estas fechas elecciones en mi hermandad…tres
candidaturas, algo insólito en estos últimos
tiempos, y además las tres con ganas de renovación,
con gente joven en su mayoría, y con ganas de
darle un giro a la hermandad, de recuperar lo que fuimos
en los ilusionantes años de la fundación
de la hermandad.
Hay ganas y gente que sigue trabajando día a
día, que siguen caminando con y por el Señor,
tirando de su hermandad. Y hablábamos el otro
día de que la vida, y en particular en lo que
a lo cofrade se refiere, es una suma de obstáculos
que constituyen el Camino. Vivir las Cofradías
es superar todas esas dificultades que encuentras, es
ir superando pruebas para avanzar, pero hay que saber
pararse y disfrutarlo, porque es el mismo Camino el
que hace que merezca la pena el mundo de las cofradías,
con sus piedras de gente que solo critica, sus cuestas
de proyectos que parecen imposibles, su mal tiempo de
imprevistos que nadie esperaba…. Y sin embargo,
que bonito es mirar atrás, y recordar todo lo
recorrido, desde la infancia de capirotes, cansancio
y mano de una madre, hasta llegar a una junta de gobierno.
Cuán merece la pena haber andado este camino
de Cofradías.
Amigo José Antonio, no te desencantes, porque
seguro que merecerán la pena, la Meta y el camino
en sí. Un abrazo.