En un lugar céntrico de nuestra ciudad, cercano
a alguna de las sedes de nuestras hermandades (véase
casas de hermandad), elegante y soberbio se alza el
nuevo museo de las cofradías. Pasen, pasen y
acompáñenme en esta ilustrativo recorrido…
En la primera de las salas y bajo un enorme cartel
en el que con tipografía gótica y bajo
el titulo de ‘restaurarse es morir’, se
nos explica la ‘tradición jerezana’
de no restaurar algunos de nuestros bienes mas preciados
por motivos de lo mas diverso. Se alzan preciados enseres
de nuestras hermandades a los que ningún restaurador
logró (y puede que tampoco logre) acercarse,
nombren conmigo: el paso de misterio de la Hermandad
de la Cena, la saya de Maria Santísima de la
Paz en su Mayor Aflicción… En honor a la
verdad en esta sala aparecen varios huecos parece que
de imágenes titulares de nuestras cofradías
que la han ido abandonando recientemente, así
como el tunico de las avefrías del Nazareno que
está estratégicamente situado cerca de
la puerta de la sala.
La siguiente de las instancias honra a tantos grandes
restauradores que transmitieron su sapiencia y sus propios
¿conceptos de restauración? a mas de una
de nuestras imágenes en décadas pasadas
y que dejaron huellas indelebles de su intervenciones
/ alteraciones. Maestros de la lija, la viruta y el
betún de Judea, hijos no deseados de la escuela
de Viollet Le Duc, impregnan con carácter monográfico
el espacio de esta sala. En la salida un tatuador ofrece
la posibilidad de marcarnos en el antebrazo, cual res,
con el nombre de nuestro restaurador preferido al modo
de algún crucificado jerezano.
La siguiente y mas interesante de las habitaciones
de este compendio de arte cofrade ofrece todos aquellos
proyectos que ilusionaron a tantos y tantos cofrades,
proyectos que valieron mas de uno y de dos turnos tras
una barra y que un día sin mas sirvieron para
calzar la mesa de billar de la nueva casa de hermandad.
Proyectos fabulosos, pasos de misterio en plata de ley,
el Resucitado para Jerez de Ortega Brú, mantos
con sensacionales bordados (puede que después
apliques)…Un lugar destacado de esta sala alberga
las grandes obras prometidas por un ¿conocido?
Bordador jerezano, muchas de ellas como simple presente
a nuestras cofradías. En otra de las esquinas
una colección de cd´s de música
cofrade de las mas rutilantes bandas sevillanas nos
ofrece la posibilidad de poner el audio de sus discos
al video de nuestras procesiones, cumpliendo así
las promesas de mas de uno y de dos hermanos mayores.
El proyecto de la ‘magna de palios’ se
alberga en la ultima de la salas, con montajes videográficos
que imaginan los que hubieran sido los momentos estelares
de tan gran acontecimiento. En un gran cartel al fondo
de la sala se nos recuerdan los cuidados criterios de
selección para los pasos de palio a participar
en este evento. A la salida se nos obsequia con dos
ejemplares por persona del best-seller "la magna
del 2000".
Terminado este interesante recorrido en la tienda de
obsequios podemos recoger souvenirs tales como papeletas
para los sorteos de proyectos que nunca se realizaron,
cajas con loterías de navidad de todas y cada
una de las hermandades, programas electorales cofrades
‘a la americana’.
Como una ilusión mas propia de formar parte
de este espacio expositivo que de un programa electoral,
muchos cofrades confiaron en ese museo hace ahora 4
años, mientras muchos otros ya se veían
en algún puesto de trabajo, municipal por supuesto,
de la plantilla del museo. Uno de los terrenos propuestos
lo ocupará finalmente el museo de la ciudad,
pero no se preocupen que creo que junto a IKEA hay unos
terrenos excelentes para este museo, si si allí,
al ladito del Speed Festival.