María de
los Dolores Flores Ruiz nació en Jerez de la
Frontera (en la calle Sol del Barrio de San Miguel)
en 1923 y murió en Madrid en 1995. Fue la mayor
de los tres hijos de un tabernero "medio payo"
y una gitana. Desde su infancia llamó la atención
por sus dotes para imitar a las grandes figuras del
cante y del baile folklórico del momento. Su
padre, que apostó por el prometedor futuro artístico
de la pequeña Lola, decidió mudarse a
Madrid; a los 14 años Lola consiguió su
primer contrato como bailarina, para actuar en los intervalos
entre actos de un teatro madrileño.
A sus 18 años
ya trabajaba en el cine, con Martingala del director
Fernando Mignoni; por entonces comenzó también
a realizar giras por el país. Son los años
de su definitivo despegue: aquella gris España
de la posguerra sirve de telón de fondo a un
puñado de estrellas, encargadas de disimular
y colorear un poco la horrible languidez de los estómagos
y los espíritus de los españoles.
Formando pareja
artística y sentimental con el extraordinario
cantaor Manolo Caracol, los años 40 la vieron
triunfar en los escenarios de toda España, ya
como cabeza de su propia compañía. Un
éxito que se consolidó en los años
sucesivos, cuando Lola conquistó también
al público extranjero: Buenos Aires y México
(donde rodó varias películas, la famosa
Pena, penita, pena entre ellas), París y Montecarlo
la recibieron como a una gran estrella.
Fue por ese entonces
cuando se la empezó a conocer como "la Faraona":
no sólo por su imponente autoridad sobre la escena
y por el carisma de su presencia, sino por su habilidad
para elegir a placer entre un nutrido grupo de hombres
que se debatían por ella: desde varios de los
músicos que pertenecían a su compañía
artística (Agustín Lara entre ellos) hasta
galanes como Ricardo Montalbán y Gary Cooper,
más algún que otro futbolista o torero.
Finalmente, a finales de 1957, se casó con el
guitarrista Antonio González el pescaílla.
En mayo del siguiente año nació Lolita,
su primera hija, a la que seguirían Antonio,
en 196 1, y Rosario, en 1963.
Lola Flores mantuvo
muy buenas relaciones con las autoridades del régimen
franquista, que le otorgaron toda clase de condecoraciones
y favorecieron su carrera dentro y fuera del país,
como embajadora eminente del "arte español".
Hasta mediados de
los años 70 no paró de actuar, rodar películas,
salir en televisión y en la prensa. Después
su figura pareció eclipsarse un tanto, cuando
España buscaba su identidad europea y se tomaba
unas vacaciones del folklore andaluz. Pero no mucho
después "Lola de España" renacería
de sus cenizas y, rodeada de sus hijos, todo ellos convertidos
ya en estrellas por derecho propio, volvió a
los estudios de televisión para protagonizar
toda clase de conmemoraciones de su gloriosa carrera
artística.
Durante los últimos
años de su vida, al tiempo que luchaba contra
un cáncer ya irreversible, su vitalidad no cejó
en ningún momento, asistiendo a los numerosos
homenajes artísticos que se le tributaron. Incluso
su funeral fue de los más multitudinarios que
se recuerdan en la España de los últimos
decenios. Por otra parte, 15 días después
de su muerte, su hijo Antonio, que siempre había
estado muy apegado a ella, murió.
Lola Flores, de niña,
empezó muy joven a despuntar en el cante y el
baile. Cuenta que su primera actuación pública
tuvo lugar en el Teatro Villamarta de Jerez, con una
compañía que encabezaba Custodia Romero
con Rafael Ortega y Manolo Caracol. Tenía 13
años y recuerda que cantó la canción
"Bautizá con manzanilla". Desde entonces
ha encabezado más de veinte espectáculos,
en su primera época con Manolo Caracol, con el
que hizo popular en los años 40 las creaciones
"La niña de fuego" y "La, Salvaora".
Después, separada ya de Caracol, popularizó
"La guapa de Cádiz" Y "Copla y
bandera", de Quintero, León y Quiroga. Y
más de una veintena de películas, desde
"Un alto en el camino" y "Martingala",
cuan aún vestía calcetines, a "Una
señora estupenda", la película que
más le ha satisfecho. Ha efectuado más
de 25 viajes a América. La primera vez, a México
en 1956. Allí hizo popular, entre otras canciones,
"Ay pena, penita, pena".
Casó en 1959 en El Escorial con Antonio González,
guitarrista. La madrina de boda fue Paquita Rico. Han
tenido tres hijos: Lolita, Antonio y Rosario. "¡Ojalá
que mis hijos -lo dice Lola- alcancen otros cuarenta
años de paz y trabajo corno los que yo he vivido".
Es la "Lola de España",' que admiró
en su tiempo a Winston Churchill, Gary Cooper y Franco,
ante el galán' actuó bastante veces. Pero
no desea que la asocien con el franquismo. "He
trabajador durante los cuarenta años de Franco
porque era mí época, como la de tantos
artistas Pero yo soy del pueblo. Nacida de padres humildes.
Mi padre tuvo que vender un bar que tenía en
Jerez para que yo fuese artista. Y toda mi vida no he
hecho más que trabajar para divertir al pueblo".
Pero su mejor obra ha sido sus hijos: "Lolita,
ya toda un artista; Antonio, que me ha salido más
bien bohemio; y Rosario, la que más se me paracid,
aunque por lo fino". Sus aficiones: los trapos,
trajes, pieles, joyas... También la pintura y
el diseño. Y por supuesto, la una aspiración:
"Me gustaría tener un teatro propio, que
lleve mi nombre. Pero aún no he ganado suficiente
dinero para adquirirlo.
No tiene
rentas, eso dice Lola. 'Hasta un tablao que tenía
en Madrid me lo han cerrado. Pero tengo joyas, algunas
cosas, mi finca de Marbella. Y sobre todo este nombre
y las ganas de trabajar que Dios me ha dado". Sus
devociones: La Virgen del Rocío, el Cachorro,
el Gran Poder. Una aspiración: realizar una buena
película que se recordara no por su cante o su
baile, sino por condiciones dramáticas. Le ronda
en la cabeza escribir su biografía, pero la retrasará
posible porque "levantará ampollas".
Que no se retira, que le quedan años, que ama
profundamente Andalucía y que le gustaría
morir en Sevilla. Su epitafio, éste: "Lola
Flores nacida en Jerez, reposa aquí". |